domingo, 18 de marzo de 2018

Consejos útiles al redactar textos




Consejos útiles al redactar textos

Cuando nos dedicamos a explorar un texto, podemos observar la fluidez en el escrito, ello se relaciona con la suavidad al observar cómo las ideas se van entrelazando, por ejemplo ¿Te has dado cuenta que hay textos donde las páginas se leen solas? Pero esto no sucede por arte de magia; detrás de cada escena nos regala un trabajo exquisito del escritor, quien ha vinculado los párrafos con genialidad y disimulo. Para aprender a escribir, es necesario someterse a un largo proceso de formación, de entrenamiento y de práctica. Ese largo proceso exige dedicación y constancia En la fluidez del texto no sólo cuenta la habilidad para enlazar párrafos, sino también la sonoridad de las palabras. El aprendiz de escritor necesita comprender que el lenguaje escrito expresa mensajes, por esta razón, las palabras escritas de forma incorrecta, las tildes de acentos mal colocados u omitidos, la puntuación deficiente, alteran el sentido de las ideas que se quieren expresar. Esto trae como consecuencia que el mensaje no sea captado con facilidad.

Existen algunas recomendaciones generales para la redacción de textos, algunas de ellas son las siguientes:

Analice y ponga en práctica cada fase para la redacción de un texto.
Tenga a mano un diccionario; consúltelo con frecuencia; busque y utilice sinónimos y antónimos para describir lo que desea. Evite vocablos muy generales tales como, bueno, bonito, estuvo muy bien, y por supuesto deseche “chévere”, “al pelo” y otros giros que resultarían coloquiales e informales en su texto escrito y que generalmente forman parte de la variante dialectal utilizada en una determinada situación.

Para iniciar tu aventura en el mundo escrito, inténtalo con situaciones del día a día.

Selecciona una situación que hayas vivido y que recuerdes como una experiencia inédita que quieras compartir con los demás.

Anota todo lo que recuerdas; luego organízalo de acuerdo a los siguientes aspectos: a) ambientes, b) personajes, c) hechos, y d) desenlace.

Escribe al menos dos ideas que correspondan a cada uno de los aspectos anteriores; elije una como oración matriz o idea central; redacta el o los párrafos para cada oración matriz.

Escribe un primer borrador de tu narración.

Revisa el texto como un todo, ¿has transmitido la impresión que deseabas?

Revisa los aspectos gramaticales, ¿existe concordancia entre el sujeto y el verbo conjugado? ¿la narración se mantuvo en tiempo pasado?

Selecciona un título para la narración.

Pasa el trabajo en limpio.

Examina el orden en que han sido colocados los eventos para determinar si has expresado bien la cronología de los hechos, y agrega adverbios de tiempo si es necesario.
Revisa cuidadosamente si has utilizado los adjetivos apropiados para describir ambientes, escenarios, hechos y personajes; en este último caso, evita reforzar estereotipos o estigmatizaciones de carácter social, moral, físico o psicológico.; evita utilizar apodos.

Elimina los detalles que no sean necesarios para narrar lo sucedido.

Agrega detalles que te ayuden a captar el interés y a recrear la impresión que el episodio dejó en ti. “Colorea” los ambientes y dales vida a los personajes.

En cuanto a la ortografía:
Revisa el texto como un todo, ¿se ha transmitido la impresión que se deseaba?

En cuanto a los aspectos gramaticales, ¿mantuvo la concordancia entre el sujeto y el verbo conjugado? ¿la narración se hizo en tiempo pasado?

La ortografía --queramos o no-- es nuestra carta de presentación cuando escribimos, porque el que lee lo escrito por nosotros, asume --de inmediato-- una actitud valorativa en relación con nuestro dominio del idioma y, por ende, de nuestro nivel cultural. A veces un error ortográfico obstaculiza la comunicación efectiva: nos resta tiempo; nos obliga a ir hacia atrás en la lectura para entender lo que, tal vez quiso expresar la persona que escribió.

El desarrollo de las habilidades ortográficas no es algo excepcional; todo lo contrario; es posible mejorar la ortografía e incluso eliminar los errores ortográficos. El interés y el esfuerzo deben andar unidos para alcanzar ese fin. La práctica ortográfica necesita estar acompañada de la observación, del uso constante del diccionario, de la revisión sistemática de todo lo que se escribe.

Por último, es necesario subrayar que un país como el nuestro, que se
enorgullece de una educación de calidad --en ascenso-- al alcance de todos,
puede demostrar que la defensa del idioma, es decir, de nuestra identidad,
incluye también la atención esmerada a la ortografía.

¿Cómo se utilizan los conectores?

Los “Conectores”; con este nombre se designa a un amplio y variado grupo de vocablos que tienen como función relacionar unas palabras con otras dentro de la oración, son marcadores discursivos que vinculan semántica y pragmáticamente un elemento del discurso con otro elemento anterior, o con una suposición contextual fácilmente accesible. Tienen como función señalar de manera explícita con qué sentido se van encadenando los diferentes fragmentos del texto para ayudar al receptor en el proceso de interpretación.

Tipos de conectores:

Aditivos: sirven para sumar información, por ejemplo: y, ni (e), que, además, incluso, en segundo lugar, por otra parte, asimismo, también, sumado a, paralelamente, a continuación, en otro orden de cosas, al mismo tiempo, de la misma manera, otro caso más y otros.

De contraste o adversativos: Oponen ideas o conceptos. A veces los restringen. Son, por ejemplo: pero, no obstante, empero, contrariamente, pese a, en cambio, al contrario, por el contrario, sin embargo, más, si no, aunque.

Disyuntivos: Establecen una disyunción o separación, una opción. Son: o (u), bien.

Causales: Indican causa, la introducen, entre ellos: porque, pues, ya que, dado que, a causa de, por este motivo, por esta razón, por lo dicho, por lo cual, por lo que, debido a que, por eso, por esto, por ello.

Concesivos: Establecen alguna oposición o conceden algo parcialmente. Son restrictivos. Por ejemplo: aunque, por más que, si bien, aun cuando, pese a (que), de todas maneras.

Temporales: Indican un momento en el tiempo. Hay tres clases. a. De anterioridad: antes, hace tiempo, había una vez, al principio, al comienzo, anteriormente, previamente, tiempo atrás, antes de que, en primer lugar, inicialmente.

De simultaneidad: en este (preciso) instante, al mismo tiempo, mientras tanto, a la vez, cuando, fue entonces cuando, mientras, simultáneamente, actualmente.

De posterioridad: más tarde, luego, después, con el paso del tiempo, al día X, posteriormente, finalmente.

Locativos: Hacen referencia a lugares. A veces se sustituyen. Son: aquí, ahí, allí, delante de, encima de, en este/ ese/ aquel lugar, donde, junto a (arcaísmo: cabe), al lado de, en medio de, por arriba de, por debajo de.

Repetitivos o aclaratorios: Son más importantes en la lengua oral. Son: es decir, en otras palabras, mejor dicho, más precisamente, dicho de otro modo/ otra manera, en pocas palabras, resumiendo.

De precisión: En cuanto a, por una parte, respecto de, con referencia a, por otro lado, en lo que concierne a.

Comparativos: Igualmente, del mismo modo, la misma manera, en cambio, contrariamente, inversamente.

Para resumir o concluir: Finalmente, en resumen, en síntesis, en definitiva, en conclusión, por último, sintetizado, resumiendo, para concluir.

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