Cuando
nos dedicamos a explorar un texto, podemos observar la fluidez en el escrito, ello
se relaciona con la suavidad al observar cómo las ideas se van entrelazando,
por ejemplo ¿Te has dado cuenta que hay textos donde las páginas se leen solas?
Pero esto no sucede por arte de magia; detrás de cada escena nos regala un
trabajo exquisito del escritor, quien ha vinculado los párrafos con genialidad
y disimulo. Para aprender a escribir, es necesario someterse a un largo proceso
de formación, de entrenamiento y de práctica. Ese largo proceso exige
dedicación y constancia En la fluidez del texto no sólo cuenta la habilidad
para enlazar párrafos, sino también la sonoridad de las palabras. El aprendiz
de escritor necesita comprender que el lenguaje escrito expresa mensajes, por
esta razón, las palabras escritas de forma incorrecta, las tildes de acentos
mal colocados u omitidos, la puntuación deficiente, alteran el sentido de las
ideas que se quieren expresar. Esto trae como consecuencia que el mensaje no
sea captado con facilidad.
Existen
algunas recomendaciones generales para la redacción de textos, algunas de ellas
son las siguientes:
Analice
y ponga en práctica cada fase para la redacción de un texto.
Tenga
a mano un diccionario; consúltelo con frecuencia; busque y utilice sinónimos y
antónimos para describir lo que desea. Evite vocablos muy generales tales como,
bueno, bonito, estuvo muy bien, y por supuesto deseche “chévere”, “al pelo” y
otros giros que resultarían coloquiales e informales en su texto escrito y que
generalmente forman parte de la variante dialectal utilizada en una determinada
situación.
Para
iniciar tu aventura en el mundo escrito, inténtalo con situaciones del día a día.
Selecciona
una situación que hayas vivido y que recuerdes como una experiencia inédita que
quieras compartir con los demás.
Anota
todo lo que recuerdas; luego organízalo de acuerdo a los siguientes aspectos:
a) ambientes, b) personajes, c) hechos, y d) desenlace.
Escribe
al menos dos ideas que correspondan a cada uno de los aspectos anteriores; elije
una como oración matriz o idea central; redacta el o los párrafos para cada
oración matriz.
Escribe
un primer borrador de tu narración.
Revisa
el texto como un todo, ¿has transmitido la impresión que deseabas?
Revisa
los aspectos gramaticales, ¿existe concordancia entre el sujeto y el verbo
conjugado? ¿la narración se mantuvo en tiempo pasado?
Selecciona
un título para la narración.
Pasa
el trabajo en limpio.
Examina
el orden en que han sido colocados los eventos para determinar si has expresado
bien la cronología de los hechos, y agrega adverbios de tiempo si es necesario.
Revisa
cuidadosamente si has utilizado los adjetivos apropiados para describir
ambientes, escenarios, hechos y personajes; en este último caso, evita reforzar
estereotipos o estigmatizaciones de carácter social, moral, físico o
psicológico.; evita utilizar apodos.
Elimina
los detalles que no sean necesarios para narrar lo sucedido.
Agrega
detalles que te ayuden a captar el interés y a recrear la impresión que el
episodio dejó en ti. “Colorea” los ambientes y dales vida a los personajes.
En
cuanto a la ortografía:
Revisa
el texto como un todo, ¿se ha transmitido la impresión que se deseaba?
En
cuanto a los aspectos gramaticales, ¿mantuvo la concordancia entre el sujeto y
el verbo conjugado? ¿la narración se hizo en tiempo pasado?
La
ortografía --queramos o no-- es nuestra carta de presentación cuando
escribimos, porque el que lee lo escrito por nosotros, asume --de inmediato--
una actitud valorativa en relación con nuestro dominio del idioma y, por ende,
de nuestro nivel cultural. A veces un error ortográfico obstaculiza la
comunicación efectiva: nos resta tiempo; nos obliga a ir hacia atrás en la
lectura para entender lo que, tal vez quiso expresar la persona que escribió.
El
desarrollo de las habilidades ortográficas no es algo excepcional; todo lo
contrario; es posible mejorar la ortografía e incluso eliminar los errores
ortográficos. El interés y el esfuerzo deben andar unidos para alcanzar ese
fin. La práctica ortográfica necesita estar acompañada de la observación, del
uso constante del diccionario, de la revisión sistemática de todo lo que se
escribe.
Por
último, es necesario subrayar que un país como el nuestro, que se
enorgullece
de una educación de calidad --en ascenso-- al alcance de todos,
puede
demostrar que la defensa del idioma, es decir, de nuestra identidad,
incluye
también la atención esmerada a la ortografía.
¿Cómo se utilizan los conectores?
Los
“Conectores”; con este nombre se designa a un amplio y variado grupo de vocablos
que tienen como función relacionar unas palabras con otras dentro de la
oración, son marcadores discursivos que vinculan semántica y pragmáticamente un
elemento del discurso con otro elemento anterior, o con una suposición
contextual fácilmente accesible. Tienen como función señalar de manera
explícita con qué sentido se van encadenando los diferentes fragmentos del
texto para ayudar al receptor en el proceso de interpretación.
Tipos de conectores:
Aditivos: sirven para sumar información, por
ejemplo: y, ni (e), que, además, incluso, en segundo lugar, por otra parte,
asimismo, también, sumado a, paralelamente, a continuación, en otro orden de
cosas, al mismo tiempo, de la misma manera, otro caso más y otros.
De contraste o adversativos: Oponen ideas o conceptos. A veces los
restringen. Son, por ejemplo: pero, no obstante, empero, contrariamente, pese
a, en cambio, al contrario, por el contrario, sin embargo, más, si no, aunque.
Disyuntivos: Establecen una disyunción o separación,
una opción. Son: o (u), bien.
Causales: Indican causa, la introducen, entre
ellos: porque, pues, ya que, dado que, a causa de, por este motivo, por esta
razón, por lo dicho, por lo cual, por lo que, debido a que, por eso, por esto, por
ello.
Concesivos: Establecen alguna oposición o conceden
algo parcialmente. Son restrictivos. Por ejemplo: aunque, por más que, si bien,
aun cuando, pese a (que), de todas maneras.
Temporales: Indican un momento en el tiempo. Hay
tres clases. a. De anterioridad: antes, hace tiempo, había una vez, al
principio, al comienzo, anteriormente, previamente, tiempo atrás, antes de que,
en primer lugar, inicialmente.
De simultaneidad: en este (preciso) instante, al mismo
tiempo, mientras tanto, a la vez, cuando, fue entonces cuando, mientras,
simultáneamente, actualmente.
De posterioridad: más tarde, luego, después, con el paso
del tiempo, al día X, posteriormente, finalmente.
Locativos: Hacen referencia a lugares. A veces se
sustituyen. Son: aquí, ahí, allí, delante de, encima de, en este/ ese/ aquel
lugar, donde, junto a (arcaísmo: cabe), al lado de, en medio de, por arriba de,
por debajo de.
Repetitivos o aclaratorios: Son más importantes en la lengua oral.
Son: es decir, en otras palabras, mejor dicho, más precisamente, dicho de otro
modo/ otra manera, en pocas palabras, resumiendo.
De precisión: En cuanto a, por una parte, respecto
de, con referencia a, por otro lado, en lo que concierne a.
Comparativos: Igualmente, del mismo modo, la misma
manera, en cambio, contrariamente, inversamente.
Para resumir o concluir: Finalmente, en resumen, en síntesis, en
definitiva, en conclusión, por último, sintetizado, resumiendo, para concluir.
Muy bueno el texto, bien explicativo.
ResponderEliminarmuy buena informacion
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