EXPOSICIÓN ORAL
Las
exposiciones son un valioso y muy utilizado recurso didáctico, llegándose al
abuso y la esterilidad del mismo. Así, muchas de las exposiciones orales de los
estudiantes son confusas, largas, carentes de precisión, desordenadas y, sobre
todo, poco productivas y provechosas, por cuanto se limitan a reproducir el
contenido de los materiales impresos consultados.
A
continuación, encontrarás algunas recomendaciones, basadas en las ideas
expuestas en Hochman y Montero" y Sternberg, para mejorar las ponencias.
Posteriormente se presenta una lista de chequeo para evaluar tanto tus propias
exposiciones como las de otras personas.
Elabora
un esquema. El ponente debe elaborar un esquema de la exposición, el cual le
servirá de guía, evitando que, por olvido, nerviosismo o falta de práctica, se desorganice u omita aspectos fundamentales.
En general, el esquema de una buena exposición se puede regir por el orden dado
a los elementos centrales de un trabajo escrito; a saber: introducción,
desarrollo y conclusiones.
Capta la atención de la audiencia. Es habitual que los oyentes decidan durante los
primeros minutos si van a prestar atención a la exposición o si se van a
desconectar; por lo tanto, la forma de proceder en el arranque puede hacer la
diferencia entre lograr el interés del público o perderlo desde el principio.
Una anécdota, una ocurrencia creativa, paradójica o una situación concreta
relacionada con el tema a desarrollar pueden ayudar a atraer la curiosidad.
Da una visión de conjunto. Al comenzar una exposición es conveniente hacer un
avance del contenido fundamental de la misma, desarrollar ese contenido y, al
final, hacer un recuento de las principales cuestiones abordadas. Esto ayuda a
la audiencia a comprender mejor lo expuesto.
Destaca la importancia del tema. Una de las mejores formas de despertar el interés
y el esfuerzo para comprender el tema expuesto es hacer que éste sea
importante para la audiencia, puede ser haciéndoles ver la vigencia, utilidad o
aplicabilidad de los conocimientos en la solución de problemas de su vida
personal, social o laboral.
No improvises. Una de las peores experiencias por las que puede pasar un ser humano
es tener que pararse delante de un público a exponer lo que no sabe ni tiene
organizado. La audiencia se da cuenta de esta falta de preparación, no creas
que los demás no se darán cuenta de tu negligencia. Una cosa es la frescura y
la espontaneidad en la exposición y otra, muy diferente, la improvisación.
Evita las muletillas. Muchos expositores quedan atrapados por el miedo al momento de hacer
sus presentaciones. Una de las manifestaciones de dicho estado emocional es el
uso reiterado de algunas expresiones, las más frecuentes son: "estece
...", "entonces", "eeeh ...", "okey", ¿está
bien? ¿verdad? y otras por el estilo; éstas no agregan información a la
exposición y contribuyen a distraer la atención de la audiencia.
Se preciso en el uso del lenguaje. El lenguaje utilizado debe ser sencillo,
claro y preciso. Esto se refiere a prescindir de los rodeos, la
palabrería inútil y las palabras rimbombantes, con ello lo que se logra es extender las exposiciones y confundir a la
audiencia. Igualmente, hay que respetar la sintaxis al hablar y, fundamentalmente,
que toda palabra usada sea conocida en su alcance y significado. Muchas
discusiones se originan porque no todos los interlocutores atribuyen el mismo
significado a las mismas palabras; es lo que se llama logomaquias. Una
buena forma de evitar estas discusiones que no van al centro de la materia
tratada, es definir lodo término que se incorpore, si se considera clave para
la comprensión del tema.
No leas. La lectura de discursos escritos se utiliza en circunstancias de
gran esplendor y formalidad como la entrega de los premios Nobel, el ingreso de
un nuevo miembro de una academia, la inauguración de un evento, entre otros.
Fuera de estas situaciones, no es recomendable que una exposición oral consista
en la simple lectura de lo previamente escrito. Escuchar una exposición que se lee directamente de un texto escrito
es una de las experiencias más aburridas a que podemos exponernos. El
lenguaje escrito tiene una codificación diferente al oral; por lo tanto, lo
recomendable es elaborar un esquema o resumen que sirva de guía para la exposición
oral. Lo único permisible sería la lectura de algún concepto que quiera evitar
la distorsión de la idea del autor.
En el
Cuadro se presenta una lista de chequeo que puede resultarle útil para evaluar
tus exposiciones o las de otros ponentes.
Lista de chequeo para
la Exposición Oral
Deficiente Regular Bien Excelente
D
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R
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B
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E
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1. Se guió por un
esquema
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2. Destacó la
importancia del tema
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||||
3. Preparó la
exposición
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4. Evitó el uso de
muletillas
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5. Usó el lenguaje
con precisión
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6. Dio una visión
de conjunto
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7. Ejemplificó el
contenido
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8. Expuso sin leer
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9. Mantuvo la
atención
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Criterios de evaluación:
Puntos
1.
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Existe una presentación clara y respeta la estructura
de la disertación
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2.
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Se expresa con fluidez, coherencia y
claridad utilizando un lenguaje formal y culto
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3.
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Desarrolla los contenidos en forma
adecuada, con la complejidad y profundidad requerida por el tema
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4.
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Demuestra dominio del tema y explica sin
necesidad de leer
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5.
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Utiliza adecuadamente el lenguaje kinésico
para reforzar la expresión y el mensaje.
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6.
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Utiliza un material de apoyo que es ordenado
y es pertinente al tema.
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